Considerado el primero de los Modernos, el arquitecto Andrea Palladio se retiró en medio de la construcción de su obra más enigmática: un teatro.
En 1580, la Academia Olímpica de Vicenza, su ciudad natal, le encargó que lo hiciera, con el deseo de poder presentar comedias clásicas. Pero entonces… este teatro tuvo que ser insertado dentro del castillo de la ciudad, en un terreno inclinado, rodeado de pantanos. Sobre todo, y aquí es donde la « Gran Historia » viene a poner su grano de sal, este teatro estaría cubierto, convirtiéndose en la primera estructura de este tipo.
Palladio era un gran admirador del arquitecto romano Vitruvio y, como muchos hombres del Renacimiento, él mismo había estudiado los sitios romanos de su país hasta el punto de escribir cuatro volúmenes sobre el tema. Así difundirá gran parte de su cultura enciclopédica en la realización de este edificio, para construir el primer anfiteatro romano cubierto de la historia. Uno se pregunta hasta qué punto este hombre no había tenido una premonición de su muerte inminente, tanto que su realización es un concentrado de todos sus conocimientos y un peligroso ejercicio de estilo arquitectónico. ¿Un teatro dentro de un edificio? Era tan perturbador que el techo se pintó de azul para seguir creando la ilusión del exterior. ¿Un terreno complicado? La sala, semi-elíptica, desafía la ley de género para adaptarse a las paredes que la rodean.
¿Y el escenario? ¿Qué hay del escenario, excepto que es la principal atracción del teatro, e incluso del espectáculo en sí?.
Palladio, y su sucesor Scamozzi, erigieron una fachada de estilo romano, decorada con estatuas que representan a los miembros de la Academia, atravesada por las 7 calles de Tebas comenzando en forma de estrella con una perspectiva ingeniosa. Esta decoración, necesariamente permanente, fue diseñada para acomodar a “Edipo rey” de Sófocles, la pieza inaugural del lugar. Algunos lo ven como una sola actuación, sugiriendo que los actores no pueden moverse en estas calles que se están encogiendo en profundidad… ¡sin poder encogerse ellos mismos! ¿Y entonces qué?
El Teatro Olímpico de Vicenza es una maravilla de creatividad, genio e ilusión. Es la expresión perfecta de uno de esos maestros del Renacimiento que supo hacer el vínculo entre lo clásico y lo moderno.
El teatro cubierto más antiguo del mundo, abre una nueva era en la construcción de este tipo de edificios, convirtiéndose en el « padre » de los « teatros a la italiana ».
Text de Claudia Gillet-Meyer.
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