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    Tlacotalpan : la ciudad creada por las mariposas (MEXICO)

    9 agosto 2021
    Tlacotalpan

    El Mar Caribe siempre ha tenido tantas perlas como piratas, estos últimos atraídos por las primeras, de las cuales Tlacotalpan era una. En algún lugar del Golfo de México, esta ciudad en la desembocadura de un río, cuyo nombre en lengua náhuatl significa «Tierra entre las aguas», tiene inmensas similitudes con Mompox, su «hermana» casi gemela en Colombia, otra perla del Caribe. Ambas fueron colonizadas por los españoles y en el siglo XVI se convirtieron en ricas ciudades en una posición privilegiada, ancladas en un ancho río que daba acceso a los conquistadores a estas nuevas tierras prometidas.

    Tlacotalpan

    De la expansión al olvido, ambos están hoy congeladas en el tiempo y en el espacio, al final del viaje, pequeñas joyas conservadas de difícil acceso, que guardan ferozmente el secreto de su belleza eterna.

    Pero dejemos la comparación aquí, porque hay muchas cosas que los distinguen también.

    En su época de esplendor, Tlacotalpan era una ciudad de haciendas con una gran población española. Era un centro de construcción naval relativamente importante, pero también un objetivo principal para los piratas ingleses. Parece haber resistido heroicamente todos sus asaltos, así como las crecidas de los ríos y los incendios hasta el de 1788, que prácticamente redujo la ciudad a la nada.  

    Y así comenzó su segunda gran aventura. 

    Probablemente cansados de reconstruir sólo para volver a perder, los dignatarios obligaron a toda la población a construir sus casas en mampostería con techos de teja y relegaron a todos los que no podían permitírselo a parcelas fuera del recinto. Curiosamente, la ciudad se organizó entonces según una cuadrícula perfecta de calles longitudinales, paralelas al río, que comprendían una acera cubierta coronada por pórticos, una acera normal y una franja de «jardín» antes de la calzada, así como calles transversales, consideradas secundarias, que no comprendían casi ninguno de estos elementos.

    ¿Cuál era el principio que lo sustentaba? No hay documentos que lo demuestren.

    ¿Había un arquitecto, un artista, un brillante urbanista detrás de esta idea? La historia no lo dice. ¿Todos los habitantes eran estetas? Sin duda.

    Lo cierto es que la ciudad que nació tras el incendio no se parece a ninguna otra. Hay que frotarse los ojos varias veces, bajo el fuerte sol caribeño, para descubrir esta sucesión ininterrumpida de arcadas tecnicolor que presentan una homogeneidad inaudita.

    Tlacotalpan

    Cuando se conduce lentamente por estas calles, el efecto se vuelve hipnótico y se siente vértigo; es como el susurro de cientos de alas de mariposas multicolores, acurrucadas. Porque me había olvidado de mencionar lo esencial: el río en cuyas orillas se asienta esta magnífica ciudad se llama Papaloapan, que, también en lengua nahualt, significa «Río de las mariposas». 

    Tlacotalpan

    ¿Podríamos decir que Tlacotalpan se resume en eso? Sí.

    Los españoles no construyeron aquí ningún convento o monasterio ejemplar. Tampoco construyeron ninguna fortificación. Y aunque la plaza central con sus iglesias es ciertamente encantadora, no justifica por sí sola un viaje.

    Lo que fascina y deja perplejo es la extrema gracia de esta arquitectura repetitiva pero siempre cambiante. Es como una melodía inquietante, con un ritmo invariable y sólo algunas variaciones en la orquestación.  Las casas se suceden, todas diferentes y perfectamente alineadas, todas en pie en sus arcos drapeados, compitiendo en detalles particulares e infinitas variedades de colores, pero siempre pertenecientes al mismo conjunto. Recorres las calles, los callejones; vuelves sobre tus pasos; te dices que esto no es posible y que habrá una pausa; te das la vuelta para ver de nuevo el efecto, detrás idéntico al de delante; de hecho, sigues incrédulo.

    Tlacotalpan

    ¿Por qué aquí? ¿Por qué hacerlo? ¿A quién querían ¿Cuál era el objetivo? 

    Las preguntas siguen llegando y llegando, confrontándonos con nuestra retorcida mente occidental que busca una explicación o una relación para todo.

    La realidad es que esta ciudad existe sólo para demostrar que Arthur Schopenhauer tenía razón. 

    Dijo, entre otras cosas, que «el arte (…) es la contemplación de las cosas, fuera del principio de la razón» y que es necesario concebir las cosas «no ya según sus relaciones, sino según lo que son en sí mismas».  ¿Por qué tenemos que seguir considerando los objetos, las arquitecturas y los lugares en función de sus relaciones?

    Creo que en Tlacotalpan fueron las propias mariposas las que tuvieron el genio de esta belleza urbana para que todo aquí sea contemplación y quede fuera del campo de la utilidad.

    ¡Qué bueno es!

    Texto de Claudia Gillet-Meyer y fotos de Régis Meyer.

    MAS INFORMACIONES :

    – Leer nuestro articulo sobre MOMPOX : https://histambar.com/es/blog/mompox-la-ciudad-que-surge-de-un-sueno-colombia/

    – Leer o releer Arther Schopenhauer ; EL MUNDO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACION

    -Tlacotalpan pertenece al Patrimonio de la UNESCO : https://whc.unesco.org/en/list/862/

    -Dos videos :

    http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM30veracruz/municipios/30178a.html

    https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/tlacotalpan